lunes, 2 de marzo de 2009

Adabel Guerrero: "Los escándalos son arma de doble filo"

Habla de sus inicios y dice que amedrenta hombres.

La vedette pisa fuerte este verano en Carlos Paz
Si Leonardo Da Vinci hubiera pensado una figura femenina al trazar su famoso esquema de las dimensiones del cuerpo humano, seguramente su dibujo final se asemejaría bastante a la figura de Adabel Guerrero.
Con abdominales tallados a cincel, ojos azules, el cabello dorado y unas piernas que se destacan por sus músculos sin llegar a exagerar, llamar la atención fue para ella desde pequeña algo común. "Mis amigos de chica en La Plata siempre me decían: Ponete lolas y hacé revista", comenta entre risas.
La carrera de Ada – como la llaman los íntimos - comenzó a despegar cuando su nombre apareció en los programas de chimentos. "Los escándalos son un arma de doble filo. Un mal necesario. La verdad es que no suman nada. Incluso corrés el riesgo de que algún productor no te llame, pero sirven para hacerte conocida", señala la vedette de La Fiesta está en el Lago.
Pero sin dudas el salto en la carrera de Adabel se dio con el Patinando por un Sueño 2007 donde hizo un reemplazo y ya en 2008 fue llamada para "Bailando…" y para "Patinando… " por la producción de ShowMatch.
Mientras, realiza una sesión de fotos, que es un infierno. El sol pega fuerte. Ella, femenina y bien dispuesta, no deja de mostrar sus mejores curvas al lente.
Decidida, Adabel siempre tuvo claridad sobre su vocación. "Desde chica siempre me gustó el lado artístico, estudié danza 8 años y cuando era pequeña podía estar horas cantando con un cepillo. Siempre me gustó", expresa.
Durante un año intentó dejar su costado artístico de lado para estudiar psicología. "Pero no pude, no podía estar tanto tiempo sin bailar, actuar o cantar", asevera.
La actuación es parte de sus deseos-pasiones, al punto que recuerda constantemente los años que trabajó con pepito Cibrián donde llegó a hacer: El Fantasma de Canterville. "Me encantan los personajes tontos tipo La Niñera", agrega sobre su vocación actoral.
Finalmente, siguiendo el consejo de sus amigos, un día decidió ponerse lolas y ser vedette. "En mi primera audición ya quedé y empecé a trabajar como bailarina". Fue en Buenos Aires cinco años atrás precisamente junto al Negro Álvarez con quien nunca volvió a trabajar hasta este año en el Teatro del Lago.
"En la medida en que me van dando oportunidades las voy aprovechando", asegura la rubia muy segura de sí misma y hoy ya convertida en una de las figuras de la obra que encabezan el Negro y Flor de la V, en Villa Carlos Paz.
El mundo de las vedettes para Adabel como para la mayoría no es sencillo: "No tengo amigas en el ambiente. Nunca se dio".
En tal sentido, Adabel cuenta entre las bailarinas del Teatro con Carolina, su mejor amiga desde chica con la que compartió miles de trabajos y anécdotas. "Hemos bailado en una tarima por unos pesos, cosas de locos, pero todo fue trabajo", agrega con una extraña mezcla de vergüenza y orgullo.
Hoy disfruta de ser una figura reconocida, aunque reconoce que las mujeres se le acercan mucho más que los hombres. "Quizás los hombres a veces se amedrentan", intenta explicar. Y si, pasa.
¿Cuáles crees que son tus virtudes para ser la chica del verano?
Me considero transparente. Te guste o no, yo soy así como me ven y no escondo nada. Soy como soy. Por otra parte, como artista intento siempre estar lo mejor preparada posible para que el público vea lo mejor de mi. Nunca dejé de estudiar ni lo voy a hacer esto es un progreso constante y creo que eso le ofrezco a la gente desde un escenario.

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